Francisco Brines
Francisco Brines tomada de http://juliomasalcaraz.blogspot.com/2009_02_01_archive.html
El valenciano Francisco Brines obtuvo el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, se anunció este 29 de abril de 2010. Los miembros que integraron el jurado han dicho que fue una reñida elección, ya que entre otros poetas destacaba la calidad de su trabajo, entre los finalistas se consideró al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal.
Brines nació en Valencia, España en 1932, además de ser académico en la universidad de Oxford, pertenece a la generación conocida como Generación del 50, una de las generaciones de poetas aparecidas en España después de la posguerra.
Miembro de la Real Academia Española, Francisco Brines tiene influencia del también poeta español Luis Cernuda, a quien debe una perspectiva intimista de su trabajo.
Miembro de la Real Academia Española, Francisco Brines tiene influencia del también poeta español Luis Cernuda, a quien debe una perspectiva intimista de su trabajo.
Francisco Brines, imagen tomada de http://opcionesavanzadasltd.blogspot.com/2009/06/poemas-habitantes-francisco-brines.html
Al otorgarle el premio, el jurado se refirió a Brines como "un gran poeta metafísico, cuya obra nos enseña a vivir y está marcada por el tiempo y la resignación ante el paso del mismo", según informó el Diario Vasco.
El premio está dotado de 42,100 euros.
Entre las obras de Francisco Brines que más destacan podemos citar a:
Las brasas (1960, Premio Adonais 1959).
El santo inocente (1965).
Palabras a la oscuridad (1966).
Aún no (1971).
Ensayo de una despedida (1974).
Insistencias en Luzbel (1977).
Poesía. 1960-1981 (1984).
Poemas excluidos (1985).
El otoño de las rosas (Sevilla, 1986, Premio Nacional de Literatura).
La rosa de las noches (1986).
Poemas a D. K. (1986).
La última costa (1995).
Poesía completa (1960-1997) (1997).
La Iluminada Rosa Negra (2003).
Amada vida mía (2004).
Imagen tomada de http://www.saforguia.com/Cine/Teatro/tabid/64/titular/POES%C3%8DA_Y_M%C3%9ASICA_PARA_FRANCISCO_BRINES/idnoticia/22910/Default.aspx
Al obtener el premio Reina Sofía, Brines se une a poetas como José Emilio Pacheco (México), Pablo García Baena (España) y Blanca Varela (Perú), quienes fueron los ganadores de las ediciones 2009, 2008, y 2007, respectivamente.
Francisco Brines, imagen tomada de http://mariamarrodan.blogspot.com/2010/03/oliva-homenajea-al-poeta-francisco.html
Reproducimos uno de los poemas de Francisco Brines, titulado Causa del amor, y tomado de http://amediavoz.com/brines.htm:
Causa del amor
Cuando me han preguntado la causa de mi amor
yo nunca he respondido: Ya conocéis su gran belleza.
(Y aún es posible que existan rostros más hermosos.)
Ni tampoco he descrito las cualidades ciertas de su espíritu
que siempre me mostraba en sus costumbres,
o en la disposición para el silencio o la sonrisa
según lo demandara mi secreto.
Eran cosas del alma, y nada dije de ella.
(Y aún debiera añadir que he conocido almas superiores.)
La verdad de mi amor ahora la sé:
vencía su presencia la imperfección del hombre,
pues es atroz pensar
que no se corresponden en nosotros los cuerpos con las almas,
y así ciegan los cuerpos la gracia del espíritu,
su claridad, la dolorida flor de la experiencia,
la bondad misma.
Importantes sucesos que nunca descubrimos,
o descubrimos tarde.
Mienten los cuerpos, otras veces, un airoso calor,
movida luz, honda frescura;
y el daño nos descubre su seca falsedad.
La verdad de mi amor sabedla ahora:
la materia y el soplo se unieron en su vida
como la luz que posa en el espejo
(era pequeña luz, espejo diminuto);
era azarosa creación perfecta.
Un ser en orden crecía junto a mí,
y mi desorden serenaba.
Amé su limitada perfección.
Reproducimos uno de los poemas de Francisco Brines, titulado Causa del amor, y tomado de http://amediavoz.com/brines.htm:
Causa del amor
Cuando me han preguntado la causa de mi amor
yo nunca he respondido: Ya conocéis su gran belleza.
(Y aún es posible que existan rostros más hermosos.)
Ni tampoco he descrito las cualidades ciertas de su espíritu
que siempre me mostraba en sus costumbres,
o en la disposición para el silencio o la sonrisa
según lo demandara mi secreto.
Eran cosas del alma, y nada dije de ella.
(Y aún debiera añadir que he conocido almas superiores.)
La verdad de mi amor ahora la sé:
vencía su presencia la imperfección del hombre,
pues es atroz pensar
que no se corresponden en nosotros los cuerpos con las almas,
y así ciegan los cuerpos la gracia del espíritu,
su claridad, la dolorida flor de la experiencia,
la bondad misma.
Importantes sucesos que nunca descubrimos,
o descubrimos tarde.
Mienten los cuerpos, otras veces, un airoso calor,
movida luz, honda frescura;
y el daño nos descubre su seca falsedad.
La verdad de mi amor sabedla ahora:
la materia y el soplo se unieron en su vida
como la luz que posa en el espejo
(era pequeña luz, espejo diminuto);
era azarosa creación perfecta.
Un ser en orden crecía junto a mí,
y mi desorden serenaba.
Amé su limitada perfección.
Diseño y edición: Miguel Borzelli Arenas
Texto: Óscar Alarcón
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