Los 70 de René Avilés Fabila.
Por Óscar Alarcón García
En punto de las 13 horas, afuera de la Capilla del Palacio de Minería, la gente comenzó a reunirse para entrar a lo que parecería una presentación más, afortunadamente no fue así. El motivo de la enorme fila se debió al homenaje que se le rindió al escritor René Avilés Fabila, quien cumplió 70 años de edad y 50 como escritor.
Este domingo 28 de febrero de 2010, las actividades de la Feria del libro del Palacio llegaron a su fin. El marco fue el idóneo, la fila, como todos los días de la Feria, daba la vuelta hasta llegar al eje central Lázaro Cárdenas; la gente se encontraba muy emocionada por entrar. Esto llama la atención y contradice lo que muchas autoridades se han empeñado en pregonar: los mexicanos no leen. Si no lo hacen ¿cómo explicar que ésta sea la XXXI edición de la Feria? Y con una cantidad impresionante de gente —en algunas partes del Palacio no se podía caminar por los pasillos—para entrar al último día en el que, entre otros eventos, uno de los más relevantes fue el homenaje a Avilés Fabila.
La capilla pronto se llenó y hubo problemas en la logística de la entrada. Si ya de por sí la fila era larga para entrar a la Feria, la que había para entrar a la capilla era un poco menos que enorme, lo que nos llevaría a replantear la dinámica y los espacios de este tipo de eventos.
Y es que no era para menos, la presencia de un periodista y escritor como René, convocó a mucha gente. Una vez que los problemas siguieron en la entrada, se cerró la puerta y Fernando Macotela comenzó con la presentación, en donde mencionó la labor de Avilés en el campo del periodismo, publicando en Excélsior, y además resaltando su trabajo como académico, no sólo en la UNAM, sino también en la UAM, de donde es profesor.
Al lado de Avilés Fabila se encontraba la siempre sonriente María Luisa “la China” Mendoza, quien con su particular malabarismo verbal nos recordó los inicios del trabajo de René. Mendoza fue parte fundamental en aquellos años de combate en los que en México se peleaba en contra del sistema totalitario del PRI. Después de arrancar varias sonrisas al recordar la parte íntima de la vida de René, pues dijo que no sólo conoce a su esposa Rosario, sino también a varias de sus enamoradas, María Luisa dio fin a su presentación para cederle el micrófono al homenajeado.
René comenzó agradeciendo de manera particular a Macotela y a “la China”, y después de manera general a todos los asistentes, y a continuación comenzó a hablar de lo que él conoce: de política, periodismo y literatura.
Como siempre, Avilés Fabila se declaró un crítico del poder, por ello, dijo, “me he ganado muchos enemigos, pero lo mismo critico al PAN, al PRD y al PRI”, y después añadió “no sólo crítico al partido en el poder, sino de todo aquel que ostente el poder”, lo que hizo que el público le aplaudiera, no sin antes señalar la maldición que alguna vez un diputado perredista le dijera: “ojalá y se muera su madre”.
René Avilés Fabila recordó sus inicios en la literatura —junto con José Agustín—, en sus años de juventud con la publicación de su primera novela Los Juegos; después dio paso a la plática de cómo nació El Bosque de los Prodigios, Tantadel, Memorias de un Comunista, Réquiem por un Suicida, hasta llegara a Recordanzas y Nuevas Recordanzas, título que “la China” Mendoza le celebró con anterioridad en su intervención.
Casi al finalizar, Avilés Fabila hizo alusión una vez más a su divorcio con algunas de las figuras de la literatura mexicana, —léase Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska— de quienes dijo “sentirse celoso” (sic), pues les han dado más Doctorados Honoris Causa que a él, “60 a cada uno de ellos en el mismo día” (sic), puntualizó René.
Antes de concluir, llegó un momento emotivo, pues “la China” Mendoza, le hizo ver a René que entre el público se encontraba Helena Paz Garro, a quien Avilés se refirió cariñosamente y el público la recibió con un fuerte aplauso.
Así dio fin el homenaje que la Feria de Minería le otorgó a uno de los más críticos escritores, y que sin embargo, está en espera de obtener su lugar en la literatura mexicana.
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